Lo dudo mucho porque esto apesta a arreglo bipartidista con manos por debajo de la mesa de espaldas a la ciudadanía, pero tengo cierta confianza en que Felipe de Borbón pueda liderar ese regeneracionismo necesario para todo el país. Parece bastante más sano moral y éticamente que su padre, que como ya dije lleva más de 5 años haciendo el idiota y poniendo en riesgo la estabilidad entera del país, junto con toda esa ralea de políticos sinvergüenzas y jueces corruptos criados al calor de la escasa exigencia de responsabilidades de un país entero. Pero también digo que si quiere ganarse a dos generaciones de españoles que hemos nacido después de Franco, que no tenemos por qué creer en nada ni confiar en nadie visto el panorama, lo que tendría que hacer el futuro Felipe VI es ser él mismo quien se someta a referéndum antes de iniciar este nuevo futuro juntos. Ahí construirá las bases de su apoyo moral y social: si no, aunque se salve ahora el delicado momento con el besuqueo político de turno, en el futuro siempre estará marcado por ese estigma. Un referéndum le hará más fuerte y hará más fuerte al país. No tengáis miedo.
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martes, junio 03, 2014
Vuelve Costa
Pasa a veces cuando conversas con periodistas y gente de esa calaña, que se empieza hablando de la mejor manera de freír unas manitas de cerdo y la cosa acaba desembocando en tipos ya bien muertos y enterrados como Ortega y Gasset o Joaquín Costa. Andaba el otro día en conversaciones con mi amigo Darío Vidal sobre si la nuez moscada le iría mejor que el clavo a esa parte tan noble del cerdo que son las manitas que andaba yo empeñado en cocer. Él me sugería granos de pimienta y yo le contestaba que, en el campamento de gitanos donde habito –es un decir-, había poco más que sal y algo de aceite con que apañarlas. También que los ajos californianos aunque gordos y lustrosos, a mi juicio tenían poca sustancia que añadirle al guiso.
En cualquier caso, maestro, te agradezco los consejos gastronómicos que no se alguna vez conseguiré poner en práctica y hacer comestibles tales viandas. Te adelanto que al primer intento han salido regular, y ni el perro del vecino al que se las ofrecí les hizo mucho caso. Quizás fuese sólo la falta de hambre, sabe Dios.
Como les comentaba, solía decir Ortega y Gasset ya en 1909 que España era un problema que sólo podía solucionarse a través de Europa. Para él, la europeización de España no significa que ésta acabe pareciéndose a Francia o a alguna de las otras grandes naciones europeas, sino que significaba la creación de una ‘”interpretación española” del mundo, interpretación que sólo sería posible cuando se superase el atraso español en letras y ciencias. De esta forma, creía Ortega como buen patriota, que “los horizontes de nuestro país se extenderán hasta el infinito aupados en la cultura europea”.
Cuando decía esto, Ortega y Gasset era por entonces unos de los catedráticos de universidad más jóvenes en todo el mundo a sus 27 años. Como no podía de ser de otra forma, Ortega admiraba profundamente al mayor hombre político de su tiempo, que no era otro que Joaquín Costa, a quien le dirigió elogiosas cartas, artículos y lo citaba siempre que podía. Veía en el coraje, la inteligencia suprema, los bramidos y la pasión desaforada del aragonés los rasgos más vigentes de ese iberismo diferenciador que cambiase las cosas. Costa también creía en la europeización de España como solución, a diferencia de Unamuno o Baroja que, como buenos vascos, lo que les ponía era lo de españolizar Europa.
Joaquín Costa, retratado por Juan José Gárate.
Permítanme aquí un pequeño inciso, porque siempre he escuchado muchas idioteces al respecto y pocas veces he dicho nada. A los vascos y a los navarros -y los conozco un poco-, cuando los dejan tranquilos y no les dicen lo que tienen que hacer, a españoles no los gana ni Dios. Fue Juan Sebastián Elcano, de Getaria (Guipúzcoa), quien con bandera española se ganó para la eternidad su Primus circumdedisti me (“El primero que me diste la vuelta”). Dos años después, como buen navegante, murió explorando de nuevo la inmensidad del Océano Pacífico.
Y más de un siglo después de la gesta inmortal del vasco, fue otro español del norte, en este caso aragonés, Pedro Cubero, de El Frasno, provincia de Zaragoza, quien a pie en vez de navegando durante los nueve años que van de 1670 a 1679, fue el primero que se empeñó en dar la vuelta alrededor del mundo entero y regresar luego al pueblo que le había visto nacer. Al revés que Elcano, lo hizo de Oriente a Occidente. Luego escribió un libro explicando la mitad de las cosas que había visto y, claro, los de su pueblo creían que exageraba. Se ve que esta gente al norte del Tajo, cuando se empeñan en dar un pasico detrás de otro, hay pocos que consigan hacerles frente.
En fin, como les iba diciendo, a los vascos, simplemente, lo que les gusta y les pone -como a los aragoneses-, es la sana costumbre de llevar la contraria a quien haga falta. Yo, que no soy vasco sino aragonés, como Costa y Cubero -aunque dos de mis abuelos fuesen navarros- y que en el País Vasco pasé los más felices años de mi vida, lo que digo es que la solución está en vasquizar España y después, si se deja, el resto de Europa. Luego ya, para el que quiera algo más, y si acaso pagando, se les podría aragonizar. Pero no me hagan mucho caso no vaya a ser que acierte y aún tenga la fórmula sin patentar.
Pero volvamos a Ortega quien, copiando a Costa -que lo sufrió en sus propias costillas-, decía y con razón que el origen de los males de la España de su tiempo estaba en el sistema parlamentario español, con sus compras de votos y sus caciques. Léanse ‘Oligarquía y caciquismo’ que Costa ya escribió en 1901 y no me digan si no tiene muchas similitudes con el clima de podredumbre moral, social, económica e institucional que se vive en España desde hace años.
Me acordaba de todas estas cosas mientras Darío me explicaba lo de la nuez moscada y me contaba además lo de ‘Podemos’ en las últimas elecciones europeas. La cosa ha sorprendido y ha asustado a muchos. La derecha española ha reaccionado como siempre, con desprecio, soberbia, pasotismo y negando lo evidente; en el PSOE, también como acostumbran, en plan pelea de gitanas viejas en plena calle, tirándose las alpargatas a la cabeza y despertando a los vecinos del portal a gritos.
No lo he seguido en detalle y no tengo todavía juicio exacto, pero me da que los más de un millón de españoles que han votado a ese partido no son todos rojos ‘perroflautas’ salidos del 15-M como algunos tertulianos, sociólogos de partido y demás ralea ya los han bautizado. Quizás unos cuantos entre ellos, quizás millones en las próximas elecciones, crean como creyó Costa que los males de España han cambiado muy poco en cien años. Y que la oligarquía y el caciquismo, con otras caras, formas y matices que como los sufrió el de Monzón, siguen plenamente vigentes, a los que sólo se puede combatir instaurando de nuevo el regeneracionismo. A este paso no quedará otro remedio que ir a Zaragoza, desenterrar a Costa de su tumba, clonarlo, y utilizar su grandiosa cabeza como ariete para asaltar el Congreso. De nuevo vuelve Costa. Si alguna vez se había ido de España. Y si no al tiempo.
En fin, como les iba diciendo, a los vascos, simplemente, lo que les gusta y les pone -como a los aragoneses-, es la sana costumbre de llevar la contraria a quien haga falta. Yo, que no soy vasco sino aragonés, como Costa y Cubero -aunque dos de mis abuelos fuesen navarros- y que en el País Vasco pasé los más felices años de mi vida, lo que digo es que la solución está en vasquizar España y después, si se deja, el resto de Europa. Luego ya, para el que quiera algo más, y si acaso pagando, se les podría aragonizar. Pero no me hagan mucho caso no vaya a ser que acierte y aún tenga la fórmula sin patentar.
Pero volvamos a Ortega quien, copiando a Costa -que lo sufrió en sus propias costillas-, decía y con razón que el origen de los males de la España de su tiempo estaba en el sistema parlamentario español, con sus compras de votos y sus caciques. Léanse ‘Oligarquía y caciquismo’ que Costa ya escribió en 1901 y no me digan si no tiene muchas similitudes con el clima de podredumbre moral, social, económica e institucional que se vive en España desde hace años.
Me acordaba de todas estas cosas mientras Darío me explicaba lo de la nuez moscada y me contaba además lo de ‘Podemos’ en las últimas elecciones europeas. La cosa ha sorprendido y ha asustado a muchos. La derecha española ha reaccionado como siempre, con desprecio, soberbia, pasotismo y negando lo evidente; en el PSOE, también como acostumbran, en plan pelea de gitanas viejas en plena calle, tirándose las alpargatas a la cabeza y despertando a los vecinos del portal a gritos.
No lo he seguido en detalle y no tengo todavía juicio exacto, pero me da que los más de un millón de españoles que han votado a ese partido no son todos rojos ‘perroflautas’ salidos del 15-M como algunos tertulianos, sociólogos de partido y demás ralea ya los han bautizado. Quizás unos cuantos entre ellos, quizás millones en las próximas elecciones, crean como creyó Costa que los males de España han cambiado muy poco en cien años. Y que la oligarquía y el caciquismo, con otras caras, formas y matices que como los sufrió el de Monzón, siguen plenamente vigentes, a los que sólo se puede combatir instaurando de nuevo el regeneracionismo. A este paso no quedará otro remedio que ir a Zaragoza, desenterrar a Costa de su tumba, clonarlo, y utilizar su grandiosa cabeza como ariete para asaltar el Congreso. De nuevo vuelve Costa. Si alguna vez se había ido de España. Y si no al tiempo.
Tumba de Costa en Zaragoza. Fuente: http://carlosbravosuarez.blogspot.com/
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jueves, marzo 21, 2013
Invadir España
Lo confieso: he recaído.
Sí, ya se que prometí a algunos que no volvería a ver las noticias en la tele, pero ayer la morriña, la curiosidad, ese punto masoca que todos tenemos, o yo que cojones se me pudo. Y recaí.
Voy y enchufo el canal 24 Horas de RTVE vía Internet. Maldita la hora. Virgen Santísima (con perdón). ¡Qué panorama!
Primera noticia: El ERE andaluz, con invaluables imágenes de políticos corriendo por la calle, saliendo y entrando a prisión como si nada aliñado con sindicalistas, chóferes-asesores, farlopa por el medio y tarjetas de créditos perdidas en puticlubs de media Andalucía.
Segunda noticia: sigue el caso Bárcenas, con más millones en Suiza, un 10% más chulesco que la última vez y más mentiras encadenadas.
Tercera: continúa la charlotada interna del Pesoe y no se qué mierda con el alcalde de Ponferrada. Se prepara un nuevo comité para sonreír ante las cámaras y decir que buenos que somos.
Cuarta: más asesores, más hijos y más detectives torrentescos en la corrupción del estercolero catalán. Aparecen con declaraciones de refilón en la noticia una ex amante de uno de los vástagos del clan Pujol -ya crecidito- y la nosequé del Pepé catalán, que parece que le han rellenado la cara con silicona de esa de las ventanas y le ha afectado al habla y por ende al cerebro.
Quinta: la alcaldesa de Madrid, con nueva permanente de peluquería de las caras, habla a los medios de comunicación como si se dirigiese a los niños de un colegio de párvulos justificando el enésimo intento por llevarse las Olimpiadas.
Uf. Llevo engullidos casi 20 minutos y estoy casi a punto de echar la pota. Mi punto masoquista también tiene un límite, no se crean. La puntilla me la da el paso a los Deportes y cuando veo aparecer la jeta de Mouriño en la pantalla del ordenador me digo a mí mismo: suficiente, vale por hoy. Le doy clic al ratón y cierro semejante murga. Me pongo una emisora americana que últimamente he descubierto: noticias de Oklahoma mezcladas con música clásica. No está mal. Tiene su aquel el cóctel.
Luego, se me ocurre chequear mi correo electrónico. Cuando lo abro parece que vaya a estallar de basura.
Entre los emails rescato uno de un amiguete que me pregunta que cuándo regreso a España.
En ese punto ya no me contengo y le contesto:
"Querido XXX:
Gracias por tu correo. Me alegra de volver de saber de ti y blablablá (...) Aunque me gustaría volver a echarme unas cervezas con vosotros, más vale que no regrese a España en mucho tiempo, porque si vuelvo será para invadirla y arrasarla. Sí, si regreso alguna vez, lo primero que haré después de bajar las escaleras del avión en el aeropuerto será directamente irme a la cima del Aneto. Una vez allí, me deleitaré unos minutos con el paisaje infinito de las cumbres aragonesas y observaré el vuelo limpio y discreto del quebrantahuesos. Luego, cuando haya recobrado el aliento, me encenderé un cigarro que tengo reservado para la ocasión. Después de unas cuantas caladas con ese mismo cigarro enchufaré el lanzallamas e iré monte abajo. A tajo. Provincia a provincia, de Norte a Sur y de Este a Oeste, del Valle del Baztán hasta el Cabo de Gata; desde el Cabo de Rosas hasta Finisterre pasando por el Bidasoa, poco a poco, piedra a piedra, que vaya ardiendo delicadamente todo al paso. Te aseguro que me llevaré a cuantos pueda por delante (...). Saluda a todos de mi parte. Os echo de menos. Un fuerte abrazo".
Contestación de mi amigo:
"Recibido. Tus antiguos amigos te esperamos en el aeropuerto. Avísanos con tiempo porque hay mucha gente que quiere apuntarse a esa fiesta. Gasolina preparada. Te extrañamos. No tardes. Un abrazo".
lunes, mayo 07, 2012
Cinco de Mayo
Ayer se celebró el "Cinco de mayo" (Así, en español) en California. Es una fiesta/excusa magnífica donde se bebe margaritas, tequilas y cerveza mexicana para celebrar la victoria del ejército mexicano y estadounidense sobre los franceses la mañana del 5 de mayo de 1862. A los gabachos, esta gente les tienen tanta estima como nosotros los españoles... Por cierto, al mando de las tropas estaba un tal general Zaragoza. Algo sabía yo de la historia, pero hoy me lo explicaba con más detenimiento un buen amigo nortemericano dando un paseo por la playa de Santa Mónica. Los americanos en general no tienen problemas de autoestima y saben que descienden de mil padres. Los Ángeles la fundaron un puñado de 44 españoles e indígenas el 4 de septiembre de 1781 con el nombre de 'El Pueblo de Nuestra Señora Reina de Los Ángeles'. Hoy tiene más de 18 millones de habitantes y es la ciudad más rica y próspera de EE UU. Algunos años antes, un marino aragonés, Don Pedro Porter y Casanate, exploró por primera vez el golfo de California. Tras no pocos contratiempos y naufragios, encontró el paso para alcanzar el océano Pacífico. Demostró que Baja California era una península y no una isla. Fue el primero en lograr tal hazaña. Lo bautizó como el estrecho de "Salsipuedes". Ya perdonarán, pero yo no he conocido otro nombre con más sorna aragonesa en todo el mundo.
Por supuesto, hoy se sigue llamando así. Mi amigo norteamericano me preguntaba que si en las playas españolas también había banderas. No sabía cómo decirle que España es un malpaís para banderas y enseñas. Existen pocas traducciones al inglés para explicar cuando un país se odia a sí mismo. Por supuesto, es algo que resulta incomprensible para un estadounidense. Al final he optado por decirle que en España sólo sacamos las banderas cuando ganamos algún mundial o cuando tenemos un enemigo común y dejamos de acuchillarnos entre nosotros mismos. A veces ha pasado. Creo que al final lo ha entendido, pero le ha parecido surrealista. A mi también.
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